como t parece la Guajira como destino turistico

miércoles, 21 de septiembre de 2011

UBICACIÓN, EXTENSIÓN Y LÍMITES - LA GUAJIRA
El Departamento de La Guajira está situado en el extremo norte del país y de la llanura del Caribe, en la parte más septentrional de la América del sur; localizado entre los 10º23’ y 12º28’ de latitud norte y los 71º06’ y 73º39’ de longitud oeste. Cuenta con una superficie de 20.848 km2 lo que representa el 1.8 % del territorio nacional. Limita por el Norte con el mar Caribe, por el Este con el mar Caribe y la República de Venezuela, por el Sur con el departamento del Cesar, y por el Oeste con el departamento del Magdalena y el mar Caribe.


DIVISIÓN ADMINISTRATIVA - LA GUAJIRA
El departamento de La Guajira está dividido en 15 municipios, 44 corregimientos, 69 inspecciones de policía, así como, numerosos caseríos y sitios poblados por indígenas conocidos como rancherías. Los municipios están agrupados en 7 círculos notariales, con un total de 8 notarías; un círculo principal de registro cuya cabecera es Riohacha y 2 oficinas seccionales de registro, con cabeceras en San Juan del Cesar y Maicao; un distrito judicial, Riohacha, con 2 circuitos judiciales, Riohacha y San Juan del Cesar. El departamento conforma la circunscripción electoral de La Guajira.

MUNICIPIOS DEL DEPARTAMENTO DE LA GUAJIRA

Riohacha

Hatonuevo

 Albania
 Barrancas
 Dibulla
 Distraccion
El Molino
 Fonseca
 La Jagua del Pilar
 Maicao
Manaure
 San Juan del Cesar
 Uribia
 Urumita
 Villanueva


FISIOGRAFÍA - DEPARTAMENTO DE LA GUAJIRA
El territorio departamental corresponde en su mayor parte a la península de la Guajira. El relieve incluye montañas, acantilados, planicies y dunas. La Guajira ha sido subdividida por su configuración territorial en tres grandes regiones de noreste a suroeste, correspondientes a la Alta Guajira, Media Guajira y Baja Guajira. La Alta Guajira, se sitúa en el extremo peninsular, es semidesértica, de escasa vegetación, donde predominan los cactus y cardonales; y algunas serranías que no sobrepasan los 650 m sobre el nivel del mar, como la de Macuira, Jarará y El cerro de la Teta.



La segunda región, abarca la parte central del departamento, de relieve plano y ondulado, y un poco menos árido; predomina el modelado de dunas y arenales. La tercera región, corresponde a la Sierra Nevada de Santa Marta y a los montes de Oca; es más húmeda, de tierras cultivables y posee todos los pisos térmicos. Son extensas y llamativas las planicies semidesérticas y las dunas cerca al mar. La faja costera guajira alternan trayectos de costa acantilada y de costa rectilínea; los principales accidentes costeros son, las bahías de Portete, Honda, Hondita y Cocineta, el cabo de La Vela, y las puntas Coco, Aguja y Gallina y la boca de Camarones

Artesanias Guajiras

Artesanías - LA GUAJIRA

  En el Departamento de La Guajira se encuentran más de 800 artesanos que elaboran sus artesanías con el fin de subsistir; el eje fundamental de todas las artesanías indígenas y mestizas de La Guajira es el tejido. Con él se logra hacer múltiples prendas que van desde un simple fajón hasta una lujosa y hermosa manta guajira.
Las principales artesanías que elaboran son las mochilas, los chinchorros, las mantas, waireñas, bolsos, fajas o kannas, y en la orfebrería las pulseritas de palitos, los collares de coquito, los poporos, los porta materas y los búhos. En la alfarería realizan las múcuras y las mascaras.La materia prima usual es el hilo de algodón mercerizado.


Las mochilas
 No hay en toda La Guajira un adminículo artesanal más poli funcional que una mochila; es el complemento de su vestuario y sirve incluso como implemento decorativo al colgarse de los horcones de las habitaciones. Su materia prima ha sido tradicionalmente el maguey y el algodón.


Las waireñas
 Son unas sandalias típicas del wayuu y que a la vista ofrece el simplismo de su diseño: una suela de caucho, cubierta por delante con un trazado abierto por su parte anterior, para dar paso al dedo gordo, la cubierta se ajusta por detrás y lateralmente con una bandita tejida que bordea el talón y se adhiere en dos hendiduras posteriores de la suela.
Existen de dos tipos tradicionales: las masculinas sencillas y sin adornos de ninguna especie y las femeninas caracterizadas por unas vistosas borlas colocadas adelante.



Los chinchorros y hamacas

 El chinchorro y las hamacas son los principales elementos de la cultura wayuu y se vinculan a todo el acontecer de su ciclo vital. En ellos se duerme, se come y se pasan ratos de ocio. Es mueble de sala para recibir visitas y dialogar entre allegados, e incluso sirve de mortaja y sarcófago para los ancianos difuntos.

 Los chinchorros tienen una estructura que presenta siempre las mismas partes:
Una pieza central, tejida en múltiples técnicas y colores
Las cabeceras, que son un conjunto de remates trenzados
Las cabuyeras, elaboradas en tejidos planos
Los hicos, cuerdas torcidas con las cuales se cuelgan flecos tejidos en crochet.

En los bordes del chinchorro habitualmente se cose una cenefa espléndidamente decorada con figuras alusivas a la cultura wayuu. En ocasiones se reemplaza por el nombre del propietario del chinchorro.


Las mantas
 Se confeccionan con telas de algodón, estampadas y multicolores. Según su técnica hay confecciones muy sencillas pintadas a mano, bordadas, con aplicaciones en crochet y las paleteadas.
La manta guajira ha traspasado las fronteras patrias y, hoy por hoy, ocupa un sitial de permanencia dentro del contexto modelístico nacional; tan es así, que incluso la han lucido en certámenes de belleza.



Los sombreros
 El sombrero guajiro se extrae de una especie de paja cultivada en la Serranía de la Macuira. Son diseños variados e incluyen figuras geométricas, creces y torres; el color predominante es el negro, por la coloración propia de su materia natural al teñirse.



Las pulseras
 Sacadas de una planta llamada kashisnai, para los wayuu tienen una doble connotación engalanística y sugestiva. Desde niñas, a las mujeres se les colocan las pulseritas en sus muñecas, sirviéndoles para resaltar su vanidad. También se considera como un talismán, con la portentosa virtud de galvanizar el entusiasmo y la fe por el trabajo cuando se trata de elaborar un tejido.



Los collares de coquitos
 Para su manufacturación se utiliza la concha de coco, completamente libre de la pulpa; se calienta con el fin de adelgazar sus paredes todo lo necesario y con sacabocados se extraen los pedacitos de la corteza, quedando ésta como un colador, en tanto los trocitos obtenidos son oscurecidos con aceite vegetal.
La fase de este proceso de alquimia artesanal consiste en el pulimento con arena de playa y el engastamiento en hilos.








El poporo
 Es un calabazo llamado también bangaño, cuya original configuración de botella de largo cuello se encuentra en la misma naturaleza; pero esta caprichosa morfología se complementa con un voluminoso abultamiento alrededor del cuello.

 

martes, 20 de septiembre de 2011

CERREJON, DESTINO TURISTICO DE LA GUAJIRA









CERREJON, DESTINO TURISTICO DE LA GUAJIRA

El Cerrejón es la operación de minería de carbón de exportación abierto más grande del mundo. Localizada en la península y departamento de La Guajira, al noreste de Colombia y de Suramérica.

La capacidad actual de producción de carbón se estima en 27.5 millones de toneladas métricas por año.

Debido a su calidad competitiva y productiva se ha convertido en uno de los proveedores mayoritarios del mercado internacional, consolidándose así como: "Operación de Clase Mundial" que trae consigo progreso, bienestar, y un buen posicionamiento de Colombia a nivel internacional.

La mina del Cerrejón es una de las minas a cielo abierto más grandes del mundo, produce anualmente 32 millones de toneladas de carbón, lo cual representa el 50% de las exportaciones carboníferas colombianas, que a su vez son el 30% de las exportaciones tradicionales del país. La producción del Cerrejón constituye el 55% del PIB de la Guajira, y de su actividad las entidades territoriales y nacionales reciben miles de millones de pesos anuales por conceptos de impuestos y regalías. No obstante la magnitud de estas cifras, resultante de la exploración de 69.000 hectáreas de suelo guajiro, el 70% de su población vive en pobreza y el 30% en pobreza extrema, cifras solo superadas por Chocó y Vichada [1] . Lo anterior es consecuencia de precarios resultados en cobertura de salud, educación y saneamiento básico, reforzados por grandes deficiencias institucionales y políticas [2]. Estos hechos se enmarcan muy bien dentro de los debates de política económica que ha planteado el nuevo gobierno: El manejo del boom minero-energético, la reforma de las regalías, la erradicación de la pobreza, los lineamientos para la reconstrucción del país. Adicionalmente, los contrastes en la economía guajira son otro ejemplo que demuestran que la inversión y el crecimiento per se no son generadores de bienestar, y que en el campo de la política pública hay mucho que se ha debido hacer desde hace tiempo.

En El Capital El enclave minero del Cerrejón comenzó su actividad hace 25 años, cuando el carbón solo representaba el 5% de las exportaciones. Hoy en día este está a cargo de tres trasnacionales, BHP Billiton, Anglo American y Xstrata, y se constituye como el exportador privado más grande del país. El proceso de extracción del carbón está demarcado por la naturaleza misma del suelo, el carbón se intercala con capas de suelo vegetal que se perfora, vuela, remueve y conserva para su posterior rehabilitación. Este proceso minero es intensivo en capital en un 90%, y en él interviene maquinaria pesada de última tecnología. El Cerrejón cuenta con 200 volquetas que pueden llegar a ser tan altas como un edificio de 5 pisos, cuyas llantas tienen 2 metros de diámetro, cada una de las seis cuesta $60 millones y debe ser reemplazada cada 8 meses. Durante el proceso de transporte, una flota de tanqueros riega las vías con 17.000 metros cúbicos de agua por día, para evitar el levantamiento de polvo. Posteriormente, el carbón es transportado por un ferrocarril de 150 km hasta Puerto Bolívar, y diariamente se despachan en promedio 7 trenes de 130 vagones.

Las anteriores cifras demuestran la magnitud de esta actividad en todas sus facetas, y ayudan a entender el gran potencial que tiene el Cerrejón dentro de la economía guajira y colombiana, en especial durante los últimos años, cuando la demanda y precios mundiales del carbón han aumentado significativamente y se prevé que continúen haciéndolo. Esta coyuntura ha beneficiado de modo importante a la compañía, dejándole una utilidad operacional de casi el 40%. Adicional a esto, la empresa ha sido beneficiaria de descuentos tributarios [3]; en general, el sector minero representa el 33% del costo fiscal por la deducción de inversiones y el 46% de los descuentos tributarios, lo cual ha sido motivo de debate en el gobierno.

Ante este panorama, es interesante considerar cuáles han sido los efectos, eslabonamientos y externalidades positivas y negativas que ha generado la actividad minera del Cerrejón en La Guajira. En cuanto a las ventajas que ésta ha traído consigo están la atracción de inversión extranjera, el pago de regalías e impuestos, la transferencia de tecnología y conocimiento, el desarrollo de servicios en la región, eslabonamientos, empleo, desarrollo de fondos y cooperativas de trabajadores, entre otros [4]. No obstante lo anterior, existen varios aspectos que ponen en tela de juicio el verdadero alcance de dichos beneficios sobre el bienestar de la población y el desarrollo del departamento.

En primer lugar, este cuantioso negocio genera 10.000 empleos, de los cuales solo 4.700 son directos, mientras que empresas como Nacional de Chocolates emplea a más de 22.600 personas. Además, se ha criticado al Cerrejón por generar insuficiente participación nativa en la fuerza laboral; según el informe del Balance Social 2002, el 55% del total de los empleados son guajiros, pero a pesar de que casi la mitad de la población del departamento es indígena, se calcula que solo el 1% de los trabajadores lo son. También se ha argumentado que si bien la explotación minera genera eslabonamientos, estos son escasos. Por ejemplo, solo el 10% de las compras y contratos que ejecuta el proyecto anualmente tienen lugar en el país, y solo el 1% en La Guajira.

En cuanto a los efectos ambientales, es importante resaltar el hecho que la compañía ha desarrollado múltiples programas de investigación e inversión en desarrollo sostenible que incluso le han merecido premios internacionales. En la página web de la compañía están enumerados detalladamente varios de ellos[5]. La gestión ambiental incluye programas de preservación y medición del aire, agua, suelos, bosques y fauna, el mejoramiento de los procesos mineros, la difusión de conciencia ambiental y proyectos bilaterales con entidades ambientales regionales y nacionales. Igualmente existe el programa de rehabilitación de tierras, que restablece en buena parte las condiciones originales de los ecosistemas intervenidos.

Pese a lo anterior, aún existen serios problemas ambientales, como la emisión de gases, desplazamiento de flora y fauna, ruido, y el uso del agua con sus efectos sobre el ciclo hídrico del río Ranchería. Si bien la empresa argumenta que los más de 6 millones de metros cúbicos anuales que se usan se obtienen principalmente de lluvias, es claro que La Guajira es un departamento desértico, y el agua un recurso escaso, y, como lo dijo el escritor Eduardo Caballero en los años 40’s, “El primer problema de la Guajira es la sed, me dijeron en todas partes”.

Análogamente, existen efectos sobre las comunidades indígenas, que aunque han sido compensadas monetariamente, han sido desplazadas de sus tierras. Es claro que este tipo de compensación no es suficiente para mitigar los efectos del desplazamiento sobre las culturas y tradiciones de las comunidades indígenas como la wayuu, una tribu que luchó por no dejarse conquistar por los españoles, y que aún hoy lucha por conservar sus tierras y sus costumbres, como es el caso de la población de El Tabaco. Si bien existe el PAICI (Plan de Ayuda Integral para la Comunidad Indígena) la inversión de éste, desde 1982 hasta el 2002 ha sido cercana a $5 millones de dólares, lo cual representa la producción de carbón de dos días y medio. Adicional a este programa está el Sistema de Fundaciones del Cerrejón, que en el 2009 invirtió cerca de $10 millones de dólares en programas sociales en beneficio de la región, ganando el Premio Nacional de Responsabilidad Social.

Por otro lado, es indiscutible que el Cerrejón ha generado crecimiento económico en la región en los 25 años de su actividad. En este periodo, el PIB per cápita pasó de ser el 63% del PIB nacional al 108%, sin embargo, si se excluye de este la actividad minera, el ingreso per cápita es hoy en día solo el 52% del nacional y el 23% de de Bogotá.
Actualmente, el debate más grande entorno al Cerrejón y las condiciones sociales de La Guajira ha sido el manejo y los resultados de los billones de pesos que El Cerrejón paga por concepto de regalías [9]. En los últimos 25 años, la compañía ha pagado $1461 millones de dólares en regalías [10]. A pesar de esto, la inversión social en el departamento de La Guajira es la tercera menor del país. Esta preocupante cifra va en franca contradicción con los billonarios montos que recibe el departamento, ya que La Guajira es el tercer generador de regalías en Colombia, luego de Arauca y Meta. Lo anterior se ve por supuesto reflejado en los indicadores sociales de la Guajira, los cuales, como se evidencia en la tabla, distan de los niveles mínimos de cubrimiento de los servicios básicos que deben alcanzar los municipios receptores de regalías, estipuladas en el Decreto 1747 de 1995. Adicionalmente, en el municipio de Uribía, uno de los tres que más reciben regalías, las cifras son tan insólitas, que el NBI es cercano al 100%, y el acceso a alcantarillado y agua potable es menor al 4%. Por su parte, en Riohacha la tasa de mortalidad infantil es tres veces mayor que la nacional.

En cuanto a las mediciones unidimensionales de la pobreza, cerca del 70% de la población Guajira vive por debajo de la línea de pobreza, y el 31% de la de pobreza extrema, mientras que las cifras a nivel nacional son del 46% y 16% respectivamente. Y lo más preocupante es que estas cifras se han mantenido constantes en la última década, pese al notable crecimiento de la industria carbonífera. Recientemente, el presidente de la multinacional señaló que en el campo de las regalías “el problema no es la falta de plata”, sino el uso que se le da a ésta, y argumenta que la mitad del dinero que otorga la empresa a regalías se pierde entre corrupción y mala inversión.

Relacionado a lo anterior, en un papel para el Banco de la República, Adolfo Meisel argumenta que “la magnitud del rezago económico guajiro al comienzo de la bonanza minera era tan grande, que incluso si las regalías de carbón y gas, que también son importantes, se hubieran invertido con cero ineficiencia y corrupción, este departamento habría continuado siendo uno de los más pobres del país”[11]. Este autor hace un cálculo en el que reparte el monto devengado por regalías entre el total de la población, y concluye que el PIB per cápita solo aumenta en 6 pp. Sin embargo, este proceso deja a un lado las consideraciones multidimensionales y más profundas de la pobreza. Es imperativo reconocer que esos billones de pesos que se han recibido por concepto de regalías han tenido un enorme potencial desperdiciado para mejorar las condiciones sociales de La Guajira, en aspectos tan elementales como provisión de bienes públicos e infraestructura, que con toda seguridad hubiesen podido beneficiar a gran parte del 70% de los guajiros que viven hoy en la pobreza.

En este marco, se resalta la necesidad de vincular grandes empresas como El Cerrejón con planes de capacitación y formación profesional, que a la vez aumente la participación laboral y productiva de las regiones, y sobre todo la imperativa necesidad de despolitizar el manejo institucional de las autoridades involucradas en el monitoreo de los proyectos y el manejo de las regalías. Esto cobra más importancia cuando se tiene en cuenta que las reservas de carbón de El Cerrejón están estimadas en 100 años.

Los anteriores argumentos muestran la necesidad de revaluar el papel de los grandes proyectos productivos en los departamentos del país. Igualmente, resaltan la importancia del debate y las reformas actuales entorno a cómo manejar la bonanza minero-energética en pro del bienestar de los colombianos, un tema que debe ser considerado central para todos, en especial para los economistas.




imagenes de la guajira









Cultura Wayuu

UBICACIÓN GEOGRÁFICA WAYUU
El pueblo Wayuu habita la árida península de la Guajira al norte de Colombia y noroeste de Venezuela, sobre el mar Caribe. Es una región con un clima cálido, seco e inhóspito, bañada por los ríos Ranchería (Colombia) y El Limón (Venezuela). Presenta unas estaciones climáticas marcadas por una primera temporada de lluvias, denominada Juyapu, que se desarrolla durante los meses de septiembre a diciembre, seguida de una época de sequía, conocida como Jemial, que va desde diciembre hasta abril. Posteriormente, viene la segunda temporada de lluvias, llamada Iwa, para rematar con una larga temporada de sequía que va desde mayo a septiembre.

POBLACIÓN WAYUU
Según los censos realizados, la población Wayuu está constituida por 144.003 personas que representan el 20.5% de la población indígena nacional (DNP-INCORA, 1997), y constituyen el 48 % de la población de la Península de la Guajira. Ocupan un área de 1.080.336 hectáreas localizadas en el resguardo de la Alta y Media Guajira y ocho resguardos más ubicados en el sur del departamento y la reserva de Carraipía.
Los Wayuu no se distribuyen de manera uniforme en su territorio tradicional. La densidad de población en los alrededores de Nazaret, por ejemplo, es mayor que en las otras áreas de la península. Otras zonas de alta densidad de población guajira están ubicadas en los alrededores de Uribía, la Serranía de Jala'ala y en las sabanas de Wopu'müin, en los municipios de Maicao y Manaure.
La distribución demográfica de los Wayuu en la península está íntimamente relacionada con los cambios estacionales; durante la estación seca muchos Wayuu buscan trabajo en Maracaibo o en otras ciudades o pueblos, pero cuando llegan las lluvias un gran número de ellos retorna a sus casas.
Los Wayuu se refieren a sí mismos simplemente como wayuu. Usan el término Kusina para denominar a otros grupos indígenas y el término Alijuna para designar al blanco y, más generalmente, a toda persona que no sea Wayuu. Los indígenas rechazan la interpretación de Wayuu como indio. Prefieren traducir Wayuu por persona o gente, mientras traducen Alijuna como "civilizado" y Kusina como indio.(Vergara, 1987).

LENGUAJE WAYUU
La familia lingüística de la lengua Wayuu es la Arawak. Esta lengua presenta algunas diferencias dialectales dependiendo de la zona de habitación (alta, media o baja Guajira), pero son mínimas. Un buen número de Wayuu, sobre todo los jóvenes entiende el español y lo habla con holgura
Pero su lengua materna sigue representando para ellos un factor importante de identidad étnica y cultural.

HISTORIA WAYUU
Hasta el momento no existe consenso entre los investigadores sobre el panorama de la península de la Guajira en tiempos prehispánicos. A partir de las crónicas y documentos coloniales es claro que para principios del siglo XVI, convivían allí varios grupos étnicos diferenciados, denominados posteriormente como “guajiros“. Una vez establecidos los europeos, los indígenas de la región adoptaron el pastoralismo como forma de vida e iniciaron un largo proceso de resistencia contra los intentos de reducción por parte de la corona.
Desde este período, los “guajiros“establecieron lazos comerciales y culturales con la sociedad mayoritaria, tal como lo han hecho a través de su historia. En el siglo XX se han visto afectados por la explotación petrolera del lago de Maracaibo y por la apertura de la mina de carbón El Cerrejón y de su puerto en la Alta Guajira, a mediados de los años ochenta.


CULTURA WAYUU
El sistema de representación de este pueblo integra una serie de deidades importantes en su universo mítico. La figura central es Maleiwa, dios creador de los Wayuu y fundador de la sociedad. También están Pulowi y Juyá, esposos asociados a la generación de la vida. Pulowi, la mujer, se asocia a la sequía y los vientos, y algunos lugares que habita. Juyá, su esposo, es un errante que caza y mata. Wanülü representa el mal de la enfermedad o la muerte.
Entre los Wayuu, el nacimiento de un niño ocurre en la casa, asistido por la madre de la mujer o una pariente próxima. Mientras la supervivencia del niño no sea segura, los miembros de su familia se alimentan con una dieta estrictamente reducida.
¨No se destaca la pubertad en los varones, pero las niñas están sometidas a un severo rito de paso. Cuando la muchacha empieza a menstruar, es sometida a un período de reclusión, al término del cual se ha convertido en mujer equipada para casarse. Durante el inicio de esta reclusión, la joven es completa o parcialmente rapada y luego instalada en una hamaca colgada cerca del techo de la casa. Durante los días siguientes es cuidada con alimentos vegetales especiales, llamados jaguapi, y observa una dieta rigurosa. En ese tiempo la bañan con frecuencia y la instruyen en las tareas femeninas, tejido, hilado, le imparten conocimientos sobre los procesos tradicionales de control natal, embarazo y quizás algunas técnicas eróticas.
Los Wayuu, no concluyen el ciclo de vida con la muerte, ya que la gente continúa relacionada con los huesos del difunto. Los entierros son acontecimientos importantes en los que los parientes del muerto actúan determinada manera. Esta relación con los muertos tiene su contrapartida en su sentido de pertenencia e identidad, en su noción misma del territorio, pues como lo afirma Rosario Epieyú, ¨ los wayuu son de donde son sus muertos ". Los entierros se hacen en dos etapas: primero se sepulta el cadáver con algunas pertenencias y luego, dos años después, se hace una exhumación del cuerpo, se incinera y se sepulta nuevamente en el cementerio clásico, dentro de ollas de barro o tumbas de cemento.

VIVIENDA WAYUU



Los wayuu no viven en asentamientos estables, es frecuente que las familias se trasladen a residir temporalmente a otro lugar cuando se agota el pasto para sus animales o cuando deben cumplir un compromiso social. Tradicionalmente se organizan en cinco o seis viviendas ubicadas de forma dispersa con distancias de varios minutos de camino, conformando una ranchería o caserío.

La casa es de forma rectangular, dividida en dos habitaciones con techos en los que se cuelgan las hamacas para dormir y las mochilas. Junto a la casa se ubica la cocina, la cual carece de techo y es encerrada en plantas de cactus para protegerla del viento y la arena. Además, se encuentra, aparte de la casa, una enramada techada y sin paredes en donde se realizan las actividades diurnas y sociales. Cuentan también con un corral para los animales, bovinos y caprinos.

ORGANIZACIÓN SOCIOPOLÍTICA WAYUU

La organización social wayuu se sustenta en clanes definidos por línea materna, dispersa y no corporativa. Los miembros de un clan comparten una misma condición social y un ancestro común. Existen veintidós clanes entre los que se destacan los Epieyú, Uriana o Uliana, Iguana o Lipuana, Pushaina, Epinayu, Jusayu, Arpushana, Jarariyu, Wouriyu, Urariyu, Sapuana, Jinnu, Sijona, Pausayu, Uchayaru, Uriyu, Warpushana, Worworiyu, Pipishana y Toctouyu. El mayor porcentaje de población se encuentra en los clanes Epieyu con el 20,8%, Uriana con el 17,1% el puana con el 16,2%.
El parentesco de esta etnia se encuentra ligado a la sucesión y la herencia de acuerdo a la cual el sobrino materno mayor está destinado a suceder a su tío y a heredar sus bienes. El tío materno asume muchas de las funciones socioeconómicas del padre. El matrimonio se realiza preferencialmente entre miembros del mismo clan. Un hombre puede tener varias esposas si está en capacidad de pagar la dote a los parientes de la novia y mantenerla a ella y a sus hijas. Es la mujer quien regula elementos fundamentales del grupo, ya que la dote afianza el sistema de filiación matriarcal.
En cada asentamiento hay un hombre mayor que ejerce la autoridad, administra los bienes colectivos y dirige las labores cotidianas. Así mismo, a nivel del linaje, existe un hombre que lo representa y dirige. En el ordenamiento jurídico de los wayuu, cuando se produce un agravio contra una persona es la familia a quien se ofende. Cuando esto ocurre, los afectados recurren al “palabrero“  -pütchipü-, mediador y conocedor de las leyes internas, para que intente buscar un acuerdo equitativo entre las partes. Existen varios tipos de palabreros.


ECONOMÍA WAYUU
Las lluvias escasas y los pozos subterráneos son el determinante ecológico que condiciona su subsistencia y poblamiento. Se dedican principalmente a la cría de ganado caprino, el cual vincula el mayor número de personas al pastoreo. Además realizan actividades de pesca en toda la zona costera, explotan salen Manaure y producen artesanías. La huerta familiar es de una hectárea aproximadamente y es propiedad de un varón, quien asigna partes del terreno a cada hijo para los cultivos de maíz, fríjol, yuca, ahuyama, pepino, melón y patilla. El trabajo asalariado y el contrabando hacen parte importante de sus actividades económicas.

Otra fuente de subsistencia ha sido la explotación de la sal en Manaure. Esta ha sido realizada por los Wayuu desde antes de la llegada de los españoles. Sin embargo en 1968 fueron asignadas para su administración al Instituto de Fomento Industrial (IFI), lo que generó conflictos y tensiones sociales. Actualmente la explotación de la sal se hace de manera mecanizada o artesanal en esta última participa principalmente el indígena Guajiro utilizando "charcas" de las que saca dos cosechas anuales.